GLOBAL PRO GALLERY

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Koji Nakano

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Los frailecillos son unas bonitas aves marinas con cara de payaso y un modo cómico de moverse. Con el nombre académico de Fratercula arctica, estos pájaros están repartidos por todo el norte del océano Atlántico y más de la mitad se reproduce en Islandia. Aunque los había fotografiado varias veces en el Reino Unido, tenía muchísimas ganas de visitar su hábitat más grande, por eso emprendí mi ruta hacia Islandia.Mi compañera de viaje fue la OM-D E-M1 Mark II. Dado que la movilidad es importante a la hora de fotografiar pájaros en estado salvaje, la OM-D resulta impresionante por su tamaño compacto. La serie de objetivos PRO, que incluye el 300 mm 1:4.0 IS PRO, ofrece una calidad de imagen suprema y no entorpece los movimientos del fotógrafo. Las noches blancas de Islandia te permiten fotografiar las 24 horas del día, casi sin descanso, y contar con un equipo ligero que te ahorre energía es muy importante. El punto débil de las cámaras compactas anteriores era el autoenfoque y la velocidad de visualización del visor electrónico. Pero la E-M1 Mark II destaca en estos aspectos. En esta ocasión, las texturas eran especialmente complicadas, con una mezcla de océano y arrecifes que dificultaban el autoenfoque. Sin embargo, la función precisa del AF de la E-M1 Mark II permitía capturar frailecillos y charranes árticos volando. La visualización del visor electrónico también está muy bien, te permite seguir bien a las aves durante el disparo secuencial.Con una impresionante gama de objetivos, desde el superangular 7 mm hasta el teleobjetivo extremo 300 mm, puedes cubrir cualquier distancia focal imaginable y fotografiar desde insectos hasta aves y animales salvajes. Creo que la llegada de la E-M1 Mark II hace que el sistema OM-D resulte perfecto para la fotografía de la naturaleza.

OM-D E-M1 Mark II

OM-D E-M1 Mark II

OM-D E-M1 Mark II: para profesionales apasionados.

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